miércoles, 15 de abril de 2015

Celos Terrores y Disimulos - Felipe Garrido (Cuentos Cortos)


CUENTOS CORTOS 

"EL RAMO"

Las rosas estaban muy caras , así que compró claveles y margaritas y algo de nube. La vendedora tomó el billete y buscó vuelto en los bolsillos del delantal mientras procuraba no dejar ir a otros posibles clientes. 

Con el ramo en los brazos pasó al lado del espejo de agua y caminó bajo los árboles.
"Esos brazos-pensó-que extrañaban su cuerpo". Y sintió que el corazón le llenaba el pecho. Siempre, cuando iban a verse , había sido así.

Poca gente había. Avanzó por la avenida preguntándose si era ya tiempo de torcer a la derecha. El ruido de sus pasos le hacia evocar el eco que ahora faltaba. Al llegar a la esquina comprendió que había caminado de más y recordó los cariñosos reproches de siempre , pero no había manera de evitarlo: se perdía; con mayor razón en esas callejuelas tan semejantes unas con otras.

Regreso por el mismo camino , aunque cambió de lado , para que no le pegara el sol. Recordó sus dientes , pero no su voz..

Finalmente encontró el callejón y torció a la izquierda, como debía hacerlo , y se alegró de haber llegado pues las flores comenzaban a pesarle. Pero una congoja como lejana y deslavada lo fue llenando. Alguien había estado allí. Alguien había dejado en la tumba un ramo de rosas.            

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"TERRORES"

-No tengas miedo, Santiago, mira, no hay nada.
Voy al clóset, lo abro , aparto la ropa para que vea. Me siento a su lado, lo abrazo fuerte , fuerte; lo siento temblar.

-Voy a dejar prendida la lámpara.
Intento levantarme y el niño gime , se aferra a mis brazos.

-Déjame asomarme -miro debajo de la cama, acomodo sus pantuflas, saco la pelota. Un resplandor ilumina el cuarto y vuelvo a ceñir su sobresalto , siento sus lagrimas en el cuello mientras retumba el trueno. En silencio escuchamos el aguacero, estrujándonos. Lo arrullo susurrando, aliso sus cabellos, lo recuesto sin soltarlo.

-No hay nada hijo, no hay nada -repito a su oído hasta que se duerme.

Me recuesto a su lado , veo la habitación apenas iluminada; la lámpara es una casita de cuento, traslúcida, con unos conejitos en la puerta. Hundo la cabeza en su pecho, escucho los ruidos de la noche , me aprieto a su cuerpo. Recuerdo a los hijos de Esther , que fueron asesinados; el secuestro de mi jefe , levantado hace hace una semana; las fotos en los periódicos, todos los días; los derrames de petróleo; el calentamiento global; la voz en el teléfono, que exige dinero. Sin atreverme a abrir los ojos comienzo a temblar. 

            

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"UN JUEGO"

No sé cuándo comenzamos. Yo la miro.  Busco sus ojos.
Sonrió. Alargo mi mano. Rozo sus labios. Doy un paso al
frente. Ella retrocede según avanzo. Cuando siente a sus espaldas
la inminencia del abismo, me detiene con la mirada. 
Sonríe. Alarga una mano. Roza mis labios. Da un paso al frente.
Retrocedo según ella avanza. Cuando siento a mis espaldas que el 
terreno se me acaba , con un gesto la detengo. La miro en silencio. 
Busco sus ojos. Sonrió. Alargo una mano...  




"NUNCA"
       
-Sin prisa y sin pausa, como un árbol inmenso, fue creciendo mi amor; hundía las raíces, extendía ávidamente el follaje, se cuajaba de flores. Lo menos que quise hacer fue dedicarte la vida. Llevarte puesta como un amuleto. Tocado por tu mirada, arder en llamas. No desear otro abrigo que tu sombra. Estaba dispuesto a cambiarlo todo para caminar a tu lado, para...

-Nunca te lo creí. 





"ESPEJO"


Como todos los días, me asomo al espejo.
Miro la frente de plata o de luna o de azogue. 
Miro los pómulos salientes,brillantes, pintados en franjas de verde y azul.
Los labios finos, firmes , oscuros; los dientes y la lengua se insinúan .
Las largas, hermosas, relucientes orejas.
La piel de las mejillas, tornasolada, compuesta por hileras de escamas metálicas.
Los cabellos ensortijados.
Las ojeras escarlata, las cejas al rape, las pestañas caprichosamente trenzadas. 
Miro, sobre todo, los ojos que me miran.
La superficie blanca y hemisferica, la red purpura de las venas, el iris de cobre. 
En el hueco de la pupila miro la frente de plata, los pómulos salientes, 
los labios finos, los dientes y la lengua y las largas orejas...

Me conozco. Sé que ésta es mi mascara. Qué se encuentra detrás, eso lo olvidé. 




"MADRUGADA"

Mamá salia en las mañanas a barrer la calle. Yo iba detrás. 
Mamá llevaba la escoba en una mano y una cubeta con agua en la otra.
Yo un arco sin flechas. Mamá se ponía delantal y una pañoleta en la cabeza.
A mi me vestía con pantalones cortos y me peinaba con limón.
Mamá avanzaba paso a paso, con la mirada en el piso, 
juntando tierra, papeles,hojas secas. 
Yo me quedaba quieto, mirándola alejarse; 
caminaba hacia atrás, despacito.
De vez en cuando mamá alzaba la cara para verme.
El sol brillaba en las gotas de agua; olía a tierra mojada ; 
si la brisa era favorable alcanzaba a oír las canciones de mamá.
Mamá llegaba al eucalipto. Yo seguía caminando hacia atrás
sin perderla de vista , con el arco y las corcholatas en las manos.
Cuando doblaba la esquina corría desesperada-mente,
sintiendo el aire en los oídos, sin parar, hasta mitad de la cuadra.
Me volvía en la calle desierta, atenazado por el terror de estar solo,
de ser abandonado, de no volverla a ver.